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Tu Amante Estoico

 ¿Quién te ha esperado más que yo? Si, no he sido un santo, no he encontrado el sosiego, ni calma; el secreto de mi supervivencia es una vida de tormenta que me lleva de cicatriz en cicatriz sin sopesar la perdida de alma tras cada realista despertar. He construido verdaderos personajes en la obscuridad e mi mente desde damiselas en peligro hasta hadas guerreras,  todas alimentadas de mis anhelos  y nostalgias etéreas. Me siento muerto, pero lloro con ciertas canciones, me conmuevo al filo de un libro; no estoy muerto, solamente estoy infinitamente roto, estoy vuelto una tormenta de arena que crea atardeceres perfectos, captura lunas ensoñadas y describe amores de leyenda. Eres tu a quien tomo de mi mano cuando sueño con estar lejos, eres tu a quien consulto cuando dudo antes de arremeter; eres tu quien se esconde en mis sueños cuando quiero ver tu rostro y despierto, eres tu la que guarda mis debilidades, mis más bajos momentos, mi naturaleza; eres tu quien guardo en mi alma para sabe

Al norte

 Te quiero escribir como si fuera el último día de la tierra, con el ímpetu que construía mi estructura, con la algarabía que nunca tuve a mi alcance. Cómo deseo que una coincidencia tan pequeña como un grano de arena en el universo sea tan basta en su interior para que nuestra historia viva ahí. Por las noches me pongo nostálgico, si; pero también acaricio la esperanza.

De nuevo en el camino

De camino al infierno llueve, llueve sobre mis alas. De camino a tu corazón estridente, ensordece la tormenta, dime tus razones, tu silencio por amar muéstrame el Otoño sosteniendo mi mano mañana mi pesar. De rodillas, espero, espero tu mano de camino a tu corazón, estridente, ensordece la tormenta, me abrazas y suspiras y suspiras todos tus temores. Aquí vamos de nuevo si me tomas de la mano mañana mi pesar y de nuevo si tomas mi mano mañana, mi tristeza, mi decadencia, mi rutina. Dile a él, dile tus razones, sostén su mano susurra, susurra. De camino al infierno, llueve, llueve de rodillas espero, espero que me tomes la mano una vez más.

Quiero ser, quiero saber

Quiero ser tu almohada los domingos, tu cobertor en el invierno, tu aspirina, tu pañuelo y el que compre los boletos del cine. Quiero saber como te gusta el café, los tacos al pastor y lo que se te antoja esas noches que la gula acecha. Quiero ser tu cartografo, biografo y enciclopedista; un erudito en tus gestos, tus locuras, tus lagunas y esa particular forma tuya de ver al mundo; un alquimista legendario en la magia inmortal de tus ojos. Quiero saber tu estado de ánimo con solo un vistazo, quiero aprender a percibir con la nariz tu tristeza; quiero saber que canciones te saben tuyas, que libros te susurran al oído y todas esas manías que te hacen tu. Quiero ser el único espectador del concierto de tu corazón y el esplendor de tu piel al ocaso. Quiero que me hagas negar mi amargura y falta de fe por el mundo y sus habitantes. Quiero llevarte el desayuno a la cama y lanzar el reloj por la ventana, doblar el tiempo y el espacio, escribir una nueva t

En otra dimensión

En otro mundo Me pregunto si en otro universo estaba yo sentado en algún lado tomando un café cuando llegaste, perfecta, pura, llena de dicha, inmaculada a mis deseos, privada de mi obscuridad. En otro mundo nos encontramos a la primera desde pequeños en el kindergarten fuimos una historia segura sin sobresaltos. En otro mundo estuvimos en una guerra en bandos contrarios, arrastrados por las trincheras, en el hedor de la muerte, simples engranes de una máquina de muerte y devastación, y justo al estar en la mira cada uno del otro caímos perfectamente en el amor y nos disparamos mutuamente. En otro mundo si te encontré, te vi subir al tranvía, supe eras tu, cada una de mis células lo grito a los cuatro vientos, corrí, me tropecé, me esforcé por alcanzarte y al llegar a la siguiente parada me sonreíste y nos besamos sin más lugar a duda. En otro mundo nos sentamos juntos en el camión, tu comías una manzana e ibas de rojo con pantalón azul, te recogiste el pelo con un prendedor, mirabas t