Quiero ser tu almohada los domingos,
tu cobertor en el invierno,
tu aspirina,
tu pañuelo
y el que compre los boletos del cine.
Quiero saber como te gusta el café,
los tacos al pastor
y lo que se te antoja esas noches que la gula acecha.
Quiero ser tu cartografo,
biografo
y enciclopedista;
un erudito en tus gestos,
tus locuras,
tus lagunas
y esa particular forma tuya de ver al mundo;
un alquimista legendario
en la magia inmortal de tus ojos.
Quiero saber tu estado de ánimo con solo un vistazo,
quiero aprender a percibir con la nariz tu tristeza;
quiero saber que canciones te saben tuyas,
que libros te susurran al oído
y todas esas manías que te hacen tu.
Quiero ser el único espectador del concierto de tu corazón
y el esplendor de tu piel al ocaso.
Quiero que me hagas negar mi amargura
y falta de fe por el mundo
y sus habitantes.
Quiero llevarte el desayuno a la cama
y lanzar el reloj por la ventana,
doblar el tiempo y el espacio,
escribir una nueva teoría de la relatividad
donde mi única constante seas tu.
Quiero una razón para creer
que quieres lo mismo de mi
y yo lo haré sin titubear.
Quiero rendirme honestamente a ti
y engañar al destino obviando
mis muchos y obscuros renglones.
Quiero conquistar el espacio que queda
entre nosotros.