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Mostrando las entradas con la etiqueta dolor

Automata

Quiero levantarme, quiero dejar de sentirme cansado, quiero dejar de sentirme derrotado, olvidado, solo. Estoy juntando mis piezas útiles, entre ruinas y pertrechos de guerra, una espada oxidada, besos que nunca di, cartas que nunca entregué, voy a dejar bajo el cascajo las palabras que nunca dije y las discusiones que mil veces gane en mi cabeza en desvelos sin fin, ya que descansen, ya las quiero olvidar. No quiero que limpien la zona de desastre, sería negar mi historia y naturaleza. No quiero que mi dolor y sufrimiento me vuelvan una víctima. Quiero que mi batalla me convierta en el Héroe de alguien más.

El Hombre de Paja

El Hombre de Paja No malinterpretaras o exageraras el argumento de una persona para debilitar su postura.   No soy un loco más, no soy por ningún motivo una molestia que denominaste pasajera; no soy tu príncipe, no soy tu rey y no cometas el error de pensar que después de tantas lunas soy una buena persona, honorable, sí; definitorio, absolutamente.   Los hombres buenos no tienen reglas, no las necesitan, su actuar es tan sencillo y correcto para el universo que pueden prescindir de ellas; esperemos que no llegue el día en el que tengas que saber porque yo poseo tantas y me resisto tanto a romperlas.   Si lo analizas, el hecho de vivir en tu olvido, de ser un recuerdo amargo no es razón alguna para estarlo y serlo.   A veces quisiera ir a la boca del infierno, al abismo más profundo, quisiera pelear, pero mis manos están rotas de tanto hacerlo, quisiera arrojarte al olvido por siempre, pero ese no sería yo, ese sería o

Ad hominem

Ad hominem No atacarás a la persona, sino al argumento   Tengo tantas promesas rotas pesando sobre mi, y no puedo deshacerme de una sola, no puedo atentar a dejarlas de llevar en mi.   No he perdido por ser quien soy, por el contrario, fui estoico e inexorable, más allá de toda duda más allá de toda razón, nunca en mi historia podrán decir que ceje en mis intenciones, en mi Código, un Código de hombres muertos, de leyendas desoladas, de héroes acaecidos, de aquellos cambiaron el mundo porque era lo correcto por hacer y no espero un destino distinto, por el contrario, espero merecerlo algún día.   No me dejaste de amar porque yo fuera diferente, me dejaste de amar porque muy a mi pesar deje de ser necesario en tú vida el día que te rescate de lo que fuiste y los héroes solo existimos al ser necesarios, esa mentecata necesidad nos da nuestra razón, nuestro pilar, nuestro sentido; eres la paradoja más triste de mi vida, a

De nuevo en el camino

De camino al infierno llueve, llueve sobre mis alas. De camino a tu corazón estridente, ensordece la tormenta, dime tus razones, tu silencio por amar muéstrame el Otoño sosteniendo mi mano mañana mi pesar. De rodillas, espero, espero tu mano de camino a tu corazón, estridente, ensordece la tormenta, me abrazas y suspiras y suspiras todos tus temores. Aquí vamos de nuevo si me tomas de la mano mañana mi pesar y de nuevo si tomas mi mano mañana, mi tristeza, mi decadencia, mi rutina. Dile a él, dile tus razones, sostén su mano susurra, susurra. De camino al infierno, llueve, llueve de rodillas espero, espero que me tomes la mano una vez más.

Ayeres

Perdía las noches y los días amando sin remedio, creyendo con tanta fe en un amor más del terreno de la religión qué el de la pasión Perdido en mis infinitos laberintos, anhelando tu presencia como si de una deidad te hubieras tratado y ambos sabemos que eres todo menos perfecta, buena quizá, Santa nunca. Luego otros días estuve estrellado en esos parajes de piel sin sentido, con una vehemencia animal, con la furia de un tigre huyendo del cautiverio que va tan rápido que se despintan sus rayas, desgarrando piel, desgarrando vidas, desgarrando historias, siempre con el miedo de que en un descuido me volvieran a arrojar a la jaula. Extraño en cierto sentido ese sentido de epopeya con el que te ansiaba, ese correr heroico, esa vida de tormenta, esas huidas a las tierras de la pasión que siempre acababan a deshoras. Extraño efectivamente sab

Inocente... realista.

Hoy mire tu sonrisa, sin el más mínimo ánimo de pretenderla, por el simple placer de iluminarme de ella, por la mágica travesía en la curvatura de tus labios, solamente pestañee una vez, en un segundo quimeresco donde te arranque un beso, entonces tu voz ya martirizaba mi cordura, mi valor y mi congruencia. Hoy te ansíe como nunca antes, hoy fuiste mi sangre huyendo por mis venas, mi aire al respirar, mi dolor al caminar, mi letra más intensa, mi deseo más aferrado, mi signo, mi significado, mi significante, mi referente y hasta mi marco contextual, este día has sido la existencia de mi existencia. Empecemos por enfrentar que yo carezco de lugar en tú corazón, que este loco pasa desapercibido a ti, que te cuida cada día con la mirada, que se sienta en la ventana usando el cielo como pretexto para verte pasar, lo hagas o no, se me empiezan terminar las maneras de decirte que te amo, que me encantas, que me sublimas, pero cada vez que te veo, el amargo dulce de tu mirada me sopla una ide

¿Tu qué sabes?

¿Tu qué sabes de amores desesperados? ¿Tu qué sabes de ese ácido desgarrando tu piel por las madrugadas? ¿Tu qué sabes de un alma desecha? Tu qué sabes de mis celos con el viento, de mis pertrechos escritos perdidos en la noche buscándote, jamás te encontraron, jamás te encontrarán, serán uno a uno los clavos del ataúd de olvido donde decidí sepultarte hasta el Fin de los Días. ¿Tu qué sabes de arrancarle segundos al reloj para volver a verte? Tu qué sabes de esa asfixia en tu lejanía, de ese mar de olvido en el que me dejaste a morir, del que creíste que no sobreviviría, tú gran error, tú último error. Esto es sobre mis trazas aviesas, sobre mis renglones torcidos, sobre mis huesos rotos, mis ilusiones torcidas, mis deseos negados, mis promesas olvidadas. ¿Tu qué sabes del amanecer que te prometi? De aquel construido en el andamio del mundo que te regalé, con los mismos tabiques de las ruinas que dejaste, con las mismas frases que te susurre al oído adornando las paredes, con las mism

Adicto

Al principio fuiste una atracción, sin nombre, sin voz, sin consecuencias. Entonces fuiste un placer, uno que se respira, uno que se escucha, uno al que se atenta, uno en el que se cree, uno que te hace cambiar, uno que te hace reír, uno que te da el sagrado derecho de soñar. Te convertiste en parte de mi, escondida en cada letra, escondida haciendo coro en cada canción, escondida en cada verso, escondida en cada calle, escondida entre mi tiempo y el tiempo del mundo, escondida para todos, menos para mi. Una adicción entonces, mi propia marca de cocaína, mi propia jeringa de heroína, mis alucinaciones, mis placeres ocultos, mis delirios, mi sentimiento de ser invencible, mis superpoderes para parar al tiempo, mi soberbia para pensar que nada cambiaría, que siempre serías mía, mi desdén por mi mismo. Mi perdición, más peligrosa que la heroína, más parecida al krokodil, tan destrozado por dentro que no me reconozco en el espejo, con la piel tan sensible que se me cae en días nublados, mi