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Los Gatos no saben morir

        Todos hemos escuchado que los gatos tienen 7 vidas, una expresión que todos hemos oído, relacionada con su resiliencia, con su elasticidad y sin duda con su agilidad mágica que lo mismo los lleva encima de una mesa que a metros de altura, con un equilibrio impecable y una ausencia de vértigo que presumen al caminar por espacios angostos y elevados sin el menor titubeo. 

Cuando uno vive con ellos empiezas a descubrir otras cosas más allá de los mitos que alimenta la cultura popular sobre ellos, por ejemplo, a menudo te das cuenta que no son cien por ciento precisos, suelen cometer equivocaciones en sus proezas anti-gravedad, a veces son bobas y hasta simpáticas (basta con buscar “cat fail” en YouTube) y a veces nos aterran a los humanos porque pensamos que se pueden lastimar, aunque eso pasa poco en la realidad. Ellos son en esencia mucho más fuertes de lo que parecen pero con la mayor de las tragedias y las peores de las consecuencias no son tan fuertes como llegamos a creer.

A diferencia de los perros que son una explosión de emociones a cada momento, los felinos son discretos, reservados y a veces mudos de lo que les acontece. Incluso viviendo con ellos por años es difícil y casi imposible saber cuando algo les lastima, su rostro impávido cuando disfrutan soñolientos en la frescura de un jardín o bajo los rayos del sol en un día de frio puede ser el mismo rostro que esconde un dolor que no podemos ni comprender. Como una mala broma del destino el ronroneo, ese ruidito curioso que sale de sus interiores en diferentes intensidades y en diferentes tonos, así como cada voz de humano es diferente; puede significar su comodidad, placer, felicidad o su temor, dolor y miedo.

Escribo esto porque el Chicharrón acaba de fallecer, era un felino curioso, rescatado de la calle, mi mamá lo vio por once meses crecer en la calle, lo alimentó muchas veces y cuando fue el último que veíamos de su familia lo metimos a nuestra casa a la fuerza, cabe mencionar que no estuvo muy de acuerdo; pero la calidez de un hogar y el exceso de comida lo convencieron poco a poco. Eso no le quito un espíritu explorador y rebelde, un aura de Harry Houdini excepcional. Verán, cuando uno tiene estas pequeñas creaturas peludas en su vida, te adaptas a ellos, sabes que si te descuidas su curiosidad los puede hacer escapar; genuinamente he vivido aterrado de perder para siempre a alguno de mis gatos en un descuido con la puerta y estoy seguro que más humanos lo han padecido igualmente. Uno se acostumbra a tener cerradas ciertas ventanas, a mirar abajo al abrir las puertas, a encerrarlos cuando llega a entrar alguien ajeno a la familia o cuando sabes que la puerta estará abierta, como cuando bajas la carga del supermercado. 

Bueno el cabrón del Chicharrón violo barreras que ninguno de los otros 8 felinos antes que él habían ni siquiera reparado en ver que existían, de tal suerte que me hizo invadir propiedad privada un par de veces para ir en su búsqueda, incluso una vez lo busque por todas las azoteas de la cuadra con un dron. Cuando nos mudamos tuve la oportunidad de crearles un espacio seguro para que pudieran tomar el sol, ver la lluvia sin mojarse y refrescarse en días de calor, una reja crea un cubo perfecto... hasta que el Chicharrón descubrió un espacio de siete centímetros por el cual al día de hoy no me explico como se escapaba, después subía una pared de un par de metros como ninja y lograba llegar a la azotea, para este punto yo tenía un conato de infarto y lo perseguía por el otro lado, el  muy infame al verme regresaba por donde había llegado, juro que se burlaba de mi.

Pero el Chicharrón - cuyo nombre se gano por una insana fascinación con el chicharrón que lo elevaba de Houdini a ladrón internacional de bancos -  no tuvo una vida muy sencilla, de hecho tuvo mala suerte, en la primera revisión al veterinario a la que lo lleve vieron que algo andaba mal con sus dientes, termino siendo diagnosticado con gingivoestomatitis felina.

¿Qué es la gingivoestomatitis felina? La gingivoestomatitis en gatos, también conocida en ocasiones como estomatitis, es una infección que aparece en la cavidad bucal de los felinos y que puede provocar que la mucosa bucal del animal se inflame, pudiendo llegar a provocar fuertes molestias y sangrado y maldita sea es incurable.

Aquí me quiero quejar con la humanidad: ¡Puta madre! No puede ser que tengamos tantos avances médicos y no podamos curar a estos animalitos de 4 kilos de gingivoestomatitis, de VIH felino y sobretodo de la maldita, nefasta, cruel, puta, culera leucemia felina. Los que no han tenido el amor de un gato en su vida, sepan que estás tres entre otras más son unas de las peores palabras y diagnósticos que vas a escuchar en toda tu  vida, es una sentencia de muerte, es un corazón roto y es una de las peores sensaciones de impotencia que he tenido que enfrentar en mi vida, es un dolor indescriptible que de corazón deseo que ningún dueño de gato tenga que siquiera escuchar de lejos en toda su vida.

En palabras cortas el Chicharrón tuvo gingivitis crónica en sus dientes, incurable y una docena de doctores me dieron opciones desde someterlo a eutanasia hasta quitarle todos los dientes. ¿Saben cuánto cuesta quitarle todos los dientes a un pequeño gato? Desde los 10,000 hasta los 36,000 pesos mexicanos y no sólo era el dinero, era el hecho que ninguna cosa mejoraba su calidad de vida. Decidí darle la mejor vida posible aunque siempre estuvo condenado. Y del mismo modo que los humanos nos acostumbramos a que te duela un diente el Chicharrón encontró como vivir, masticaba lento, de ladito y no era muy fan de la comida mojada porque se le pegaba y le dolía. 

Más o menos a sus cinco años de vida todo empezó a irse al demonio. Todos los que hemos tenido mascotas conocemos este momento, esta decisión imposible. ¿Sometes a tu amigo, compañero, peludo a dolores y tratamientos para forzarlo a vivir sufriendo o lo dejas descansar? ¿Lo haces por ti o lo haces por él? No hay respuesta correcta

He tenido el privilegio de tener una docena de felinos en mi vida, de diferentes edades, orígenes, colores, sabores y personalidades. He estado presente para despedirlos del mundo a cada uno que ha fallecido, recuerdo sus ojitos de cada uno, recuerdo como se negaban a morir, los Gatos no saben morir, patalean, rasguñan, no les gusta, están hechos para pelear, son inmortales, mágicos, no piensan en la muerte, son eternos, odian morir, no saben como irse en paz, no soportan no hacerlo en sus propios términos.

No voy a dejar de tener felinos en mi vida nunca, voy a estar con cada uno de ellos para que no se vayan solos, que sepan que su familia está con ellos, aunque me desgarre y llore a cantaros con cada uno, porque sé que en algún lugar un gato que vaga sin hogar o aún no ha nacido será un compañero en la mía y enseñarme que una de las mejores y más fuertes expresiones de vida es lidiar con la muerte en nuestros propios términos y no dejar de patalear hasta el final.


A:

Pancracio, Sookie, Agatha, Guru Guru, Capu, Amelie, Titino, Petú y el Chicharròn. 



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