Qué penoso que al principio del Otoño te digo adiós, que desastroso que cuando empiezan a caer las hojas de los árboles se caen nuestras esperanzas de una historia juntos. Qué pena que tenga que apuntar a tus inseguridades, a tu falta de tierra en el vendaval, puedo vivir en la más traicionera de las incertidumbres, sin puerto fijo, sin promesas, sin un destino final pero no puedo vivir sin esperanza, sin determinación, sin saber que al final de la tormenta llegaré a algún lado, sea cual sea. Qué penoso que las alfombras de hojas crocantes se quedaran sin nuestros pasos serenos filosofando y buscando como curar nuestras heridas, que pena en verdad que no te haya encontrado cuando mi mejor virtud era mi estoicismo, mi creencia templaría en el amor que no existía más que en mi fe, Qué pena que las escaramuzas que bosqueje para nuestros encuentros fugaces se queden en el limbo de las ideas, que pena que al final le tengo que dar la razón a ese instinto degradado que me dice que to
Todos hemos escuchado que los gatos tienen 7 vidas, una expresión que todos hemos oído, relacionada con su resiliencia, con su elasticidad y sin duda con su agilidad mágica que lo mismo los lleva encima de una mesa que a metros de altura, con un equilibrio impecable y una ausencia de vértigo que presumen al caminar por espacios angostos y elevados sin el menor titubeo. Cuando uno vive con ellos empiezas a descubrir otras cosas más allá de los mitos que alimenta la cultura popular sobre ellos, por ejemplo, a menudo te das cuenta que no son cien por ciento precisos, suelen cometer equivocaciones en sus proezas anti-gravedad, a veces son bobas y hasta simpáticas (basta con buscar “cat fail” en YouTube) y a veces nos aterran a los humanos porque pensamos que se pueden lastimar, aunque eso pasa poco en la realidad. Ellos son en esencia mucho más fuertes de lo que parecen pero con la mayor de las tragedias y las peores de las consecuencias no son tan fuertes como llegamos a cree