Ir al contenido principal

Veneno

Quisiera no saber a donde van los sueños rotos
y los amores corruptos, 
la tierra perdida donde los amantes vamos.
Buenas noches dulce Dolor,
sigues de pie al umbral de la puerta
esperando el final de mi última aventura,
sé que moriré por tu causa,
pero no hoy,
no de está manera.

Me ahogo en las madrugadas de insomnio
donde mi miseria no termina
sitiado por mis decisiones, 
acorralado por las tuyas,
dando la sangre que me queda
en la última línea de defensa
que me queda.

Estoy haciendo todo lo imposible
para no volver a amar,
para romper mis patrones,
dinamitando cada puente,
saboteando cada plan,
el Veneno más mortal de todos
es el que te corrompe
y te vuelve en tu contra
en la más amarga retrospectiva
recuerdo que yo mismo lo bebí,
fui voluntariamente al precipicio
sabiendo que la mejor de mis armaduras
no me defendería 
del filo de tu desprecio.

Miro los moretones de mi piel,
las cicatrices 
y destrozos que dejaste 
como un regalo de despedida,
las ruinas que dejas siempre a tus pasos,
de los que te amamos 
y no quisiste amar
porque ni tu misma lo haces.

A viva piel me he cansado
de contener las hemorragias 
que me corrompen 
y me quitan cada día un poco más 
de aquello que fui.
El Héroe que nunca perteneció,
el prisionero de su leyenda,
atado a un Código tan rígido de ideas
que al día de hoy no soy 
capaz de desearte mal.

El Veneno que invierte la dirección 
de la sangre en mi cuerpo,
que le quita el sentido a mis
más vitales funciones.
Y es que...  ¡Puta madre!
Yo no soy esto,
yo no soy este maldito
autómata incapaz de amar
si era mi razón de ser,
y ahora como una máquina antigua
a la que no se le puede reparar
ya no puedo cumplir 
mi única función,
la que me daba precisamente
sentido.

Soy incapaz de reconocer
la ingenuidad del amor
que te diseñé;
soy incapaz de verle sus serios defectos,
sus claroscuros
donde no queda claro 
si al amarte seguiría respirando 
con mis propios pulmones
o te concedería la indulgencia 
de acabar conmigo
como lo hiciste
con tal desprecio por 
alguien que te amo 
al límite 
humano posible.

Tu maldita piel 
hecha del material con que construyo mis sueños,
tu palida faz,
tus ojos sin interés,
el eterno apuro en que
tu, 
mi damisela
siempre estabas.
al día de hoy 
no me sorprende haber 
bebido el Veneno
yo mismo,
eras la trampa perfecta,
la que respondía
a cada una de mis patologías
y deseos,
inmaculada,
perpetua,
inexorable.

En mis peores momentos
deseo que yo hubiera sido más fuerte,
para seguirte amando
por siempre,
arrinconado en tu vida
como el juguete roto que soy,
y me doy cuenta 
que si en está versión de nuestra historia
donde sigo vivo
por necedad,
por aferrarme al filo del precipicio en el último momento,
por la simple costumbre de seguir en pie,
de vivir un día más 
para una batalla más,
si eso no me hubiera salvado,
yo ya no existiría.

Quiero anunciarte
tu fracaso,
no voy a morir,
ni siquiera el más lento
y mortal de tus venenos 
puede conmigo,
porque no consideraste
la más elemental de mis fortalezas:
la Evolución.
Me puedo adaptar a todo,
a vivir sin ti,
a nunca más volver a amar así,
a medio respirar,
a medio latir,
a medio besar,
puedo tener lleno de gangrena el corazón
y aún así,
por encima de tus mejores esfuerzos por exterminarme,
si pones atención,
en la mitad de la noche,
cuando la luna brilla,
cuando las criaturas de la obscuridad salen a cazar,
en ese sagrado momento de comunión
entre el mundo de los que vivimos en la penumbra,
si pones suficiente atención,
me verás,
de pie,
sosteniendo mis entrañas con la mano izquierda,
sosteniendo mi espada con la mano derecha,
dispuesto a pelear sin guardar nada para después,
con mi ingenuidad de niño,
con mi Código intacto,
con la malicia que solamente da envejecer,
en la última línea de defensa
en el único lugar al que realmente pertenezco,
justo entre ustedes y nosotros;
entre los que creemos en el amor inmortal
y ustedes,
los que lo despreciaron.
Aquí es mi lugar
y no importa que intentes
o hagas,
no voy a retroceder nunca.

Entradas más populares de este blog

Los Gatos no saben morir

          Todos hemos escuchado que los gatos tienen 7 vidas, una expresión que todos hemos oído, relacionada con su resiliencia, con su elasticidad y sin duda con su agilidad mágica que lo mismo los lleva encima de una mesa que a metros de altura, con un equilibrio impecable y una ausencia de vértigo que presumen al caminar por espacios angostos y elevados sin el menor titubeo.  Cuando uno vive con ellos empiezas a descubrir otras cosas más allá de los mitos que alimenta la cultura popular sobre ellos, por ejemplo, a menudo te das cuenta que no son cien por ciento precisos, suelen cometer equivocaciones en sus proezas anti-gravedad, a veces son bobas y hasta simpáticas (basta con buscar “cat fail” en YouTube) y a veces nos aterran a los humanos porque pensamos que se pueden lastimar, aunque eso pasa poco en la realidad. Ellos son en esencia mucho más fuertes de lo que parecen pero con la mayor de las tragedias y las peores de las consecuencias no so...

Qué penoso

Qué penoso que al principio del Otoño te digo adiós, que desastroso que cuando empiezan a caer las hojas de los árboles se caen nuestras esperanzas de una historia juntos. Qué pena que tenga que apuntar a tus inseguridades, a tu falta de tierra en el vendaval, puedo vivir en la más traicionera de las incertidumbres, sin puerto fijo, sin promesas, sin un destino final pero no puedo vivir sin esperanza, sin determinación, sin saber que al final de la tormenta llegaré a algún lado, sea cual sea. Qué penoso que las alfombras de hojas crocantes se quedaran sin nuestros pasos serenos filosofando y buscando como curar nuestras heridas, que pena en verdad que no te haya encontrado cuando mi mejor virtud era mi estoicismo, mi creencia templaría en el amor que no existía más que en mi fe, Qué pena que las escaramuzas que bosqueje para nuestros encuentros fugaces se queden en el limbo de las ideas, que pena que al final le tengo que dar la razón a ese instinto degradado que me dice que to...

Tu Amante Estoico

 ¿Quién te ha esperado más que yo? Si, no he sido un santo, no he encontrado el sosiego, ni calma; el secreto de mi supervivencia es una vida de tormenta que me lleva de cicatriz en cicatriz sin sopesar la perdida de alma tras cada realista despertar. He construido verdaderos personajes en la obscuridad e mi mente desde damiselas en peligro hasta hadas guerreras,  todas alimentadas de mis anhelos  y nostalgias etéreas. Me siento muerto, pero lloro con ciertas canciones, me conmuevo al filo de un libro; no estoy muerto, solamente estoy infinitamente roto, estoy vuelto una tormenta de arena que crea atardeceres perfectos, captura lunas ensoñadas y describe amores de leyenda. Eres tu a quien tomo de mi mano cuando sueño con estar lejos, eres tu a quien consulto cuando dudo antes de arremeter; eres tu quien se esconde en mis sueños cuando quiero ver tu rostro y despierto, eres tu la que guarda mis debilidades, mis más bajos momentos, mi naturaleza; eres tu quien guardo en mi ...