Esa noche fue eterna,
lapidante,
álgida,
con sueños labrados,
con promesas rotas,
sin finales felices;
la noche ha caído
como un talud,
con silencio
y obscuridad.
No son pocos mis errores,
son incontables mis perdidas,
mis derrotas,
mis huidas;
valiente caballero fui,
a qué pobre héroe
se arrimo la princesa
buscando salvaguarda
codiciando paz;
la noche ha caído
como una eternidad
con silencio
y obscuridad.
Este silencio tan irreal,
de llamaradas en el cielo,
de creaturas míticas;
aquí,
hoy,
en este santo sepulcro,
mueren esas visiones
conspicuas de esperanza,
pérfidas soñadoras
de un futuro que no será;
la noche ha caído
como un cielo sin estrellas
con silencio
y obscuridad.
Te quito el derecho a tener nombre,
a ser narrada con ternura,
a ser escabullirse con nostalgia,
a ser recordada,
a ser denominada,
está noche
el mundo se volvió
un lugar sin esperanza,
un pantano desolado;
la noche ha caído
como un denso fango
en silencio
y obscuridad.