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Mostrando las entradas de 2013

En otra dimensión

En otro mundo Me pregunto si en otro universo estaba yo sentado en algún lado tomando un café cuando llegaste, perfecta, pura, llena de dicha, inmaculada a mis deseos, privada de mi obscuridad. En otro mundo nos encontramos a la primera desde pequeños en el kindergarten fuimos una historia segura sin sobresaltos. En otro mundo estuvimos en una guerra en bandos contrarios, arrastrados por las trincheras, en el hedor de la muerte, simples engranes de una máquina de muerte y devastación, y justo al estar en la mira cada uno del otro caímos perfectamente en el amor y nos disparamos mutuamente. En otro mundo si te encontré, te vi subir al tranvía, supe eras tu, cada una de mis células lo grito a los cuatro vientos, corrí, me tropecé, me esforcé por alcanzarte y al llegar a la siguiente parada me sonreíste y nos besamos sin más lugar a duda. En otro mundo nos sentamos juntos en el camión, tu comías una manzana e ibas de rojo con pantalón azul, te recogiste el pelo con un prendedor, mirabas t

Adicto

Al principio fuiste una atracción, sin nombre, sin voz, sin consecuencias. Entonces fuiste un placer, uno que se respira, uno que se escucha, uno al que se atenta, uno en el que se cree, uno que te hace cambiar, uno que te hace reír, uno que te da el sagrado derecho de soñar. Te convertiste en parte de mi, escondida en cada letra, escondida haciendo coro en cada canción, escondida en cada verso, escondida en cada calle, escondida entre mi tiempo y el tiempo del mundo, escondida para todos, menos para mi. Una adicción entonces, mi propia marca de cocaína, mi propia jeringa de heroína, mis alucinaciones, mis placeres ocultos, mis delirios, mi sentimiento de ser invencible, mis superpoderes para parar al tiempo, mi soberbia para pensar que nada cambiaría, que siempre serías mía, mi desdén por mi mismo. Mi perdición, más peligrosa que la heroína, más parecida al krokodil, tan destrozado por dentro que no me reconozco en el espejo, con la piel tan sensible que se me cae en días nublados, mi

Ese lugar...

¿Recuerdas ese lugar? Ese que te conté, ese que te narré al oido cuando nadie nos veía, ese que te regale con una rosa de papel, con mi cara de asustado, con tus ojos siendo el faro de mi obscuridad. ¿Ya no lo recuerdas? Déjame refrescar tu memoria: tu serías Reina, yo tu Héroe por siempre, sin renglones torcidos, sin extravíos, sin perder el rumbo. En las fronteras del horizonte, junto a las colinas de gomitas, justo cerca de pilfur, lejos de los respectivos dragones que asolan la realidad en estos días. Un lugar descubierto en las aventuras temerarias por tu piel, en el cuento llamado “El Naufrago de tus Piernas” mapeado por Marco Polo, catalogado por Humboldt, diseñado por Leonardo. Donde nadie nos vencería, donde la única moneda de cambio entre tu y yo serían besos, donde el viento sólo existe para acariciar tu pelo, donde tu aliento puede impulsar el navio de mi vida, donde te haga caldo de pollo cuando tengas gripa, donde te diga “hey te puedo ayudar?” donde una noche de frio sea

Pancracio

Pancracio se desparrama por su sillón, levanta una oreja tratando de entender el ruido que hago, abre un ojo, prefiere hacer otra cosa, abre los dos y observa lo que ningún humano puede ver, se levanta y automáticamente se vuelve majestuoso, mira a la ventana con desdeño como si los rayos del sol no fueran tributo suficiente para merecer su atención. Lo veo a los ojos, me devuelve la mirada y estoy totalmente seguro que él sabe mucho más del universo, que yo, que Stephen Hawking, que la NASA; luego con su lengua limpia su mano y talla sus ojos; no me lo dirá, no me dirá nada, ni un maullido de verdad universal. Baja al suelo, se regodea, prueba sus músculos, camina evocando a sus primos superiores, como un león, come algo, bebe agua chapoteando. Retorna con ese mismo aire de felino místico, toma altura como si lo jalaran hilos mágicos jalados por hadas, con añeja gracia, con perfección animal, me lanza una mirada más, me presume cuanto sabe del todo, camina sobre sus huellas y se

Tus Tonterías

Estamos en tu consecuencia, más allá de tus peores sueños, me hiciste pedazos, te amo en pedazos; me obligas a estar lejos y te amo desde lejos; aniquilado, exiliado, sin ti, por ti, para ti, una gota de tinta y una lagrima que se lleva el viento. ¿Y qué carajos le hiciste a mi amor más temerario? Todo al demonio, le diste la espalda a todo por ignorancia, por testarudez, por absurda, por inocente.

El Camino del Héroe

Fui y vine, desde lo profundo del infierno hasta donde el cielo se vuelve negro; desde lo profano hasta lo santiguado. Reconozco bien el peso de mis pecados, no los voy a negar hoy no pienso pedir redención, mucho menos absolución; es tan claro el mundo al amanecer, es tan frío el último beso sin alma. Ya vienen a mi esos días malsanos donde tu fantasma esta casi vivo entre mis tripas, donde las leyendas viejas tienen sentido mucho más allá de mis recuerdos anacrónicos, mis desdén existencial o esa fuga de realidad en la que usualmente vivo lo mejor posible. Una parte de mi, piensa a menudo en ti de hecho desea que estés bien y que hayas encontrado lo que quiera que hayas estado buscando. Una parte de mi, no piensa mucho en ti pero cuando lo hace desea que estés mal, casi putrefacta, con la piel invadida de lepra, con el corazón hecho pedazos y al borde del abismo. Otra parte de mi te recuerda cuando todo falla, como una historia agridulce que deje atrás, te recuerda al cruzar las fron

Perfecta dicha

Eso eras para mí, como cada copo de nieve, como la primer gota de la lluvia, como encender el radio y escuchar la canción que te gusta, como una promesa de tiempos perfectos, un mecanismo puro y mágico que marca en un pestañeo a cada cosa que importa, una sonrisa y el mundo está en su lugar, furia tras tus ojos, ternura en el corazón, y si me escuchas con atención te diré que este tipo que aquí te escribe que aquí te codicia fue en otros días mucho más que maligno he vivido por y para la venganza y no lleva a nada. Toma mi mano deja de odiar un rato no busques redención, no des perdón, no deshagas el tuétano de tus huesos en absurdas vacilaciones simplemente toma mi mano, simplemente sueña. Esto te lo digo a ti Hada de mis últimos días te lo digo perdiendo el aliento al soñarte te lo digo soñando desmembrado en tu ausencia te lo digo a ti para que lo leas con esos ojos que me envenenan, te lo digo a ti para que no quede duda si tú me quieres usaré todo cuanto soy para crearte un mundo

Llamas, cenizas y besos

Donde hay deseo, hay fuego, y si hay fuego, alguien saldra quemado, pero solamente porque quema no significa que te va a matar, en el limite de la existencia está esa punta que corta, esa orilla de la nube, el filón de plata, donde nuestros límites se convierten en nuestras barreras, donde romperlas nos lleva más allá, donde la velocidad nos lleva al límite del control, a una versión un poco más perfeccionada, más vapuleada, más dañada, más pura y aproximada a ese sueño que tuvimos un día llamado ideal. El fuego no le hace nada a las piedras, el fuego no entra al mar, y ¡Caray! las cenizas no se queman, - que si lo sabre - el fuego no nace en el vacio, pero un suspiro es suficiente para avivarlo; un roce convierte un fosforo en un incendio forestal; un beso convierte una casualidad en una leyenda; un capcricho convierte a un cuerpo en una bolsa de huesos, a un alma en un fantasma, a una creación en un paisaje desolado. ¿Cuánto aguantarás abrazando las brasas? ¿Cuándo una quemadura