Ir al contenido principal

Adicto

Al principio fuiste una atracción,
sin nombre,
sin voz,
sin consecuencias.

Entonces fuiste un placer,
uno que se respira,
uno que se escucha,
uno al que se atenta,
uno en el que se cree,
uno que te hace cambiar,
uno que te hace reír,
uno que te da el sagrado derecho de soñar.

Te convertiste en parte de mi,
escondida en cada letra,
escondida haciendo coro en cada canción,
escondida en cada verso,
escondida en cada calle,
escondida entre mi tiempo y el tiempo del mundo,
escondida para todos, menos para mi.

Una adicción entonces,
mi propia marca de cocaína,
mi propia jeringa de heroína,
mis alucinaciones,
mis placeres ocultos,
mis delirios,
mi sentimiento de ser invencible,
mis superpoderes para parar al tiempo,
mi soberbia para pensar que nada cambiaría, que siempre serías mía,
mi desdén por mi mismo.

Mi perdición,
más peligrosa que la heroína,
más parecida al krokodil,
tan destrozado por dentro que no me reconozco en el espejo,
con la piel tan sensible que se me cae en días nublados,
mis venas tan desechas de la tinta desesperada con la que te diseñaba versos,
la arquitectura de mi ser está corrupta y no soy capaz de reinventarme  de nuevo,
se perdió mi reloj,
se perdió mi brújula,
se oxido la espada con la que clame justicia,
extravie el coraje con el que vencí dragones,
la inspiración con la que cruce los mares y las tierras que llamaba fronteras.

He sido la presa de mis propias creaciones,
soy la consecuencia de mis ideales,
soy la leyenda de mi historia,
los renglones torcidos de mis propias reglas,
las cenizas de ese fuego que devastaba todo a su paso,
que calentaba mis viceras,
que me daba sentido y valor.

No sé bien que esperar,
no sé que queda,
ni cuanto queda
y sin embargo
sigo siendo,
seré para todos fines,
el Héroe que te amo.


 

Entradas más populares de este blog

Anhedonia

  Del griego ἀν-: an- ‘falta de’ y ἡδονή: hedoné ‘placer’ es la incapacidad para experimentar placer, la pérdida de interés o satisfacción en casi todas las actividades. Se considera una falta de reactividad a los estímulos habitualmente placenteros. Constituye uno de los síntomas o indicadores más claros de depresión, aunque puede estar presente en otros trastornos, como por ejemplo, en algunos casos de demencias, trastornos psicóticos y el trastorno esquizoide de la personalidad. La ausencia de dopamina en el cerebro causa anhedonia.   Perdido más allá de cualquier frontera que creí cruzar, sobreviví a todo lo que me causaba miedo y a todo lo que pensé incierto, todas las arenas movedizas, todos los pantanos de desesperanza, los enemigos, adversidad y todos mis reductos melodramáticos del bien contra el mal.   He de confesar que estoy decepcionado de esa vieja y conocida enemiga llamada: vida; aunque ninguno saldremos vivos de ella ciertamente esperaba

Ad hominem

Ad hominem No atacarás a la persona, sino al argumento   Tengo tantas promesas rotas pesando sobre mi, y no puedo deshacerme de una sola, no puedo atentar a dejarlas de llevar en mi.   No he perdido por ser quien soy, por el contrario, fui estoico e inexorable, más allá de toda duda más allá de toda razón, nunca en mi historia podrán decir que ceje en mis intenciones, en mi Código, un Código de hombres muertos, de leyendas desoladas, de héroes acaecidos, de aquellos cambiaron el mundo porque era lo correcto por hacer y no espero un destino distinto, por el contrario, espero merecerlo algún día.   No me dejaste de amar porque yo fuera diferente, me dejaste de amar porque muy a mi pesar deje de ser necesario en tú vida el día que te rescate de lo que fuiste y los héroes solo existimos al ser necesarios, esa mentecata necesidad nos da nuestra razón, nuestro pilar, nuestro sentido; eres la paradoja más triste de mi vida, a

El Hombre de Paja

El Hombre de Paja No malinterpretaras o exageraras el argumento de una persona para debilitar su postura.   No soy un loco más, no soy por ningún motivo una molestia que denominaste pasajera; no soy tu príncipe, no soy tu rey y no cometas el error de pensar que después de tantas lunas soy una buena persona, honorable, sí; definitorio, absolutamente.   Los hombres buenos no tienen reglas, no las necesitan, su actuar es tan sencillo y correcto para el universo que pueden prescindir de ellas; esperemos que no llegue el día en el que tengas que saber porque yo poseo tantas y me resisto tanto a romperlas.   Si lo analizas, el hecho de vivir en tu olvido, de ser un recuerdo amargo no es razón alguna para estarlo y serlo.   A veces quisiera ir a la boca del infierno, al abismo más profundo, quisiera pelear, pero mis manos están rotas de tanto hacerlo, quisiera arrojarte al olvido por siempre, pero ese no sería yo, ese sería o