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Ayeres

Perdía las noches y los días amando sin remedio, creyendo con tanta fe en un amor más del terreno de la religión qué el de la pasión Perdido en mis infinitos laberintos, anhelando tu presencia como si de una deidad te hubieras tratado y ambos sabemos que eres todo menos perfecta, buena quizá, Santa nunca. Luego otros días estuve estrellado en esos parajes de piel sin sentido, con una vehemencia animal, con la furia de un tigre huyendo del cautiverio que va tan rápido que se despintan sus rayas, desgarrando piel, desgarrando vidas, desgarrando historias, siempre con el miedo de que en un descuido me volvieran a arrojar a la jaula. Extraño en cierto sentido ese sentido de epopeya con el que te ansiaba, ese correr heroico, esa vida de tormenta, esas huidas a las tierras de la pasión que siempre acababan a deshoras. Extraño efectivamente sab

Aferrado

Tengo roto el espinazo, hechos polvo los huesos, se me fugaron los sueños del corral y queda solamente desolación silente, maldita, invencible. Sin esperanza, sin plan B, atrapado en la camisa de mil espadas que yo mismo me construí la prisión perfecta a mi soberbía, a mis ganas de volar, mis absurdos llamados a cambiar el mundo, es una cárcel perfecta y aún así no será suficiente. Si tan solo pudierá brincar por encima de las montañas? Si tan solo pudiera quitarme la mierda de los ojos un segundo para ver el sol? Si tan solo encontrará ese grano de mostaza que deje guardado para emergencias? Si tan siquiquiera no estuviera tan roto por dentro, seguro tendría un plan, seguro podría buscar mis piezas y volver a comenzar, está vez no será así. No estoy muy seguro de que quedará de mi no estoy ni siquiera seguro que seré yo; tendré que buscar un rasgo que me recuerde a mi, aunque no sea familiar, aunque sea en lenguaje poético, aunque se esconda en las a

Godspeed

¿Querías que escribiera? ¿Querías mis letras no? Mis aberraciones nocturnas, mis insatisfechos deseos, la razón tras cada una de mis miradas desoladas. No es que pretendiera que el tiempo se detuviera por mi, no lo ha hecho en el pasado, no lo hará en el futuro; esperaba en cambio ser suplantado por un Adonis, por amante mejor que Sade, por el Barón Munchausen, por Cyrano de Bergerarc, por Batman, nunca por la puta realidad, nunca por esa perra mal-nacida en el seno de la soledad, promiscua insensible que se cuela por las grietas que quedan al construir un castillo en las nubes, no es el mejor material para construir, ni los naipes tampoco, pero no todo puede ser hecho de Lego. Brindemos por esa normopatía, la olfateaba viniendo a rastras, escondida, siempre traicionando mis mejores historias, sobretodo las que pintan para leyendas. Pero no tengas zozobra, no voy a morir, no voy a arrojarme de un puente, cuando mucho a es

Godspeed

Tinto

Anidado en la soledad, desolado de mi mismo, de mis promesas y protocolos, no me dejo de buscar ante la noche más obscura, ahí estoy, siempre, absoluto, definido, pérfido, pervertido, retorcido, facilote. No recuerdo bien el filo de la navaja hasta que veo las líneas rojas en mi piel, no recuerdo bien cómo es que llegué hasta aquí hasta que miro detrás, en arcanas referencias prohibidas se citan mis obras, se maldicen mis actos y operetas pasadas, no puedo huir de mi leyenda, no puedo negar mi historia. Me siento despellejado, frágil, elemental e instintivo, y a la vez en el umbral de mi más perfecto estado, sé que detrás de esa esquina está el destino prometido, sé que este viaje ha valido la pena, sé que el camino hace al viajero, no el destino en sí; al canto del alba desenvaino de nuevo con una maestría ganada con práctica. Esta noche dejo correr mis letras sin tiempo, se encuentra el pasado, presente y futuro en este imago de quién soy, de qui

Quiero ser, quiero saber

Quiero ser tu almohada los domingos, tu cobertor en el invierno, tu aspirina, tu pañuelo y el que compre los boletos del cine. Quiero saber como te gusta el café, los tacos al pastor y lo que se te antoja esas noches que la gula acecha. Quiero ser tu cartografo, biografo y enciclopedista; un erudito en tus gestos, tus locuras, tus lagunas y esa particular forma tuya de ver al mundo; un alquimista legendario en la magia inmortal de tus ojos. Quiero saber tu estado de ánimo con solo un vistazo, quiero aprender a percibir con la nariz tu tristeza; quiero saber que canciones te saben tuyas, que libros te susurran al oído y todas esas manías que te hacen tu. Quiero ser el único espectador del concierto de tu corazón y el esplendor de tu piel al ocaso. Quiero que me hagas negar mi amargura y falta de fe por el mundo y sus habitantes. Quiero llevarte el desayuno a la cama y lanzar el reloj por la ventana, doblar el tiempo y el espacio, escribir una nueva t

¡Va la puerta!

    El convoy llego a una curva de 200 kilómetros por hora cuando rozaba los 230, a consecuencia los vagones se sacudieron bruscamente y  se escucho un fuerte chirrido metálico cuando los rodamientos magnéticos fueron raspando contra el piso sacando chispas que iluminaron con destellos de luz la obscuridad del túnel. Nadie pareció inmutarse, la gente que iba dormida simplemente sacudió su cabeza rítmicamente, una personas que dormía en el suelo debajo de las bancas se golpeo contra un tubo sonoramente, se llevo las manos a la cabeza para apaciguar un poco el dolor y trato de conciliar el sueño nuevamente.     El Metro 10-07 recorría sin grandes contratiempos el subsuelo con rumbo a la Ciudad de México, la linea Azul Cobalto Metálico 1 viaja de las minas de Zacatecas a la capital del país en un viaje de cuarenta y cinco minutos, a una profundidad promedio de seis kilómetros y una máxima de diez en algunos tramos. La mayor parte del recorrido es un poco ajetreado pero no muy problemáti