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¿Tu qué sabes?

¿Tu qué sabes de amores desesperados? ¿Tu qué sabes de ese ácido desgarrando tu piel por las madrugadas? ¿Tu qué sabes de un alma desecha? Tu qué sabes de mis celos con el viento, de mis pertrechos escritos perdidos en la noche buscándote, jamás te encontraron, jamás te encontrarán, serán uno a uno los clavos del ataúd de olvido donde decidí sepultarte hasta el Fin de los Días. ¿Tu qué sabes de arrancarle segundos al reloj para volver a verte? Tu qué sabes de esa asfixia en tu lejanía, de ese mar de olvido en el que me dejaste a morir, del que creíste que no sobreviviría, tú gran error, tú último error. Esto es sobre mis trazas aviesas, sobre mis renglones torcidos, sobre mis huesos rotos, mis ilusiones torcidas, mis deseos negados, mis promesas olvidadas. ¿Tu qué sabes del amanecer que te prometi? De aquel construido en el andamio del mundo que te regalé, con los mismos tabiques de las ruinas que dejaste, con las mismas frases que te susurre al oído adornando las paredes, con las mism

El Beso Perfecto

Llevo un rato pensándote en la obscuridad, recorriendo la comisura de tus labios, admirando la linea de tus ojos, escuchando tu aliento. Maravillado en la arquitectura de tu espalda, boquiabierto en la majestuosidad de tu cuello, atónito en la extensión de tu piel, no quiero ser un turista más, quiero ser tu cartógrafo, tú curador, tú feligrés. En esta noche en silencio, en el cuaderno de mis insensateces, en la galeria de mis retorcidos renglones voy a atentar al manchar el cielo con mis bosquejos y es que te voy a diseñar el Beso Perfecto…

En otra dimensión

En otro mundo Me pregunto si en otro universo estaba yo sentado en algún lado tomando un café cuando llegaste, perfecta, pura, llena de dicha, inmaculada a mis deseos, privada de mi obscuridad. En otro mundo nos encontramos a la primera desde pequeños en el kindergarten fuimos una historia segura sin sobresaltos. En otro mundo estuvimos en una guerra en bandos contrarios, arrastrados por las trincheras, en el hedor de la muerte, simples engranes de una máquina de muerte y devastación, y justo al estar en la mira cada uno del otro caímos perfectamente en el amor y nos disparamos mutuamente. En otro mundo si te encontré, te vi subir al tranvía, supe eras tu, cada una de mis células lo grito a los cuatro vientos, corrí, me tropecé, me esforcé por alcanzarte y al llegar a la siguiente parada me sonreíste y nos besamos sin más lugar a duda. En otro mundo nos sentamos juntos en el camión, tu comías una manzana e ibas de rojo con pantalón azul, te recogiste el pelo con un prendedor, mirabas t

Adicto

Al principio fuiste una atracción, sin nombre, sin voz, sin consecuencias. Entonces fuiste un placer, uno que se respira, uno que se escucha, uno al que se atenta, uno en el que se cree, uno que te hace cambiar, uno que te hace reír, uno que te da el sagrado derecho de soñar. Te convertiste en parte de mi, escondida en cada letra, escondida haciendo coro en cada canción, escondida en cada verso, escondida en cada calle, escondida entre mi tiempo y el tiempo del mundo, escondida para todos, menos para mi. Una adicción entonces, mi propia marca de cocaína, mi propia jeringa de heroína, mis alucinaciones, mis placeres ocultos, mis delirios, mi sentimiento de ser invencible, mis superpoderes para parar al tiempo, mi soberbia para pensar que nada cambiaría, que siempre serías mía, mi desdén por mi mismo. Mi perdición, más peligrosa que la heroína, más parecida al krokodil, tan destrozado por dentro que no me reconozco en el espejo, con la piel tan sensible que se me cae en días nublados, mi

Ese lugar...

¿Recuerdas ese lugar? Ese que te conté, ese que te narré al oido cuando nadie nos veía, ese que te regale con una rosa de papel, con mi cara de asustado, con tus ojos siendo el faro de mi obscuridad. ¿Ya no lo recuerdas? Déjame refrescar tu memoria: tu serías Reina, yo tu Héroe por siempre, sin renglones torcidos, sin extravíos, sin perder el rumbo. En las fronteras del horizonte, junto a las colinas de gomitas, justo cerca de pilfur, lejos de los respectivos dragones que asolan la realidad en estos días. Un lugar descubierto en las aventuras temerarias por tu piel, en el cuento llamado “El Naufrago de tus Piernas” mapeado por Marco Polo, catalogado por Humboldt, diseñado por Leonardo. Donde nadie nos vencería, donde la única moneda de cambio entre tu y yo serían besos, donde el viento sólo existe para acariciar tu pelo, donde tu aliento puede impulsar el navio de mi vida, donde te haga caldo de pollo cuando tengas gripa, donde te diga “hey te puedo ayudar?” donde una noche de frio sea

Pancracio

Pancracio se desparrama por su sillón, levanta una oreja tratando de entender el ruido que hago, abre un ojo, prefiere hacer otra cosa, abre los dos y observa lo que ningún humano puede ver, se levanta y automáticamente se vuelve majestuoso, mira a la ventana con desdeño como si los rayos del sol no fueran tributo suficiente para merecer su atención. Lo veo a los ojos, me devuelve la mirada y estoy totalmente seguro que él sabe mucho más del universo, que yo, que Stephen Hawking, que la NASA; luego con su lengua limpia su mano y talla sus ojos; no me lo dirá, no me dirá nada, ni un maullido de verdad universal. Baja al suelo, se regodea, prueba sus músculos, camina evocando a sus primos superiores, como un león, come algo, bebe agua chapoteando. Retorna con ese mismo aire de felino místico, toma altura como si lo jalaran hilos mágicos jalados por hadas, con añeja gracia, con perfección animal, me lanza una mirada más, me presume cuanto sabe del todo, camina sobre sus huellas y se

Tus Tonterías

Estamos en tu consecuencia, más allá de tus peores sueños, me hiciste pedazos, te amo en pedazos; me obligas a estar lejos y te amo desde lejos; aniquilado, exiliado, sin ti, por ti, para ti, una gota de tinta y una lagrima que se lleva el viento. ¿Y qué carajos le hiciste a mi amor más temerario? Todo al demonio, le diste la espalda a todo por ignorancia, por testarudez, por absurda, por inocente.