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Tu puedes ser mi suerte

Podría sostenerte, puedo mostrarte lo que quieras ver, y llevarte a donde quieras estar. Tu puedes ser mi suerte, aunque el cielo se caiga a pedazos, sé que estaremos bien. Podría hacerte el desayuno, sé que siempre habrá un nuevo amanecer contigo, lo quiera o no el mundo, podemos estar juntos. Tu puedes ser mi suerte, aunque un huracán nos lleve a Oz, buscaremos el camino amarillo y estaremos bien. Podríamos llamarlo amor, comer pizza hasta aburrirnos, reírnos hasta que nos duela la panza, y navegar con la marea a cada tierra misteriosa que nos llame, yo seguiré de pie junto a ti. Tu puedes ser mi suerte, aunque un ejercito de orcas nos acorrale en un abismo, aunque todos sean zombies persiguiendo tus sesos, aunque los ángeles se revelen y quieran acabar con los humanos, y si los polos se derriten, y si se agujera la capa de ozono, y si vienen los aliens, sé que estaremos bien. Tu puedes ser mi suerte, podemos ser ladrones internacionales de joyas, saqueadores de tumbas, piratas, vamp

Sensaciones empolvadas

¿Te ayudo a enamorarte de ti?   ¿Te ayudo a entender los estragos que haces en mi mente?   En verdad sería útil que pudiera ayudarte a que compartieras mi espacio, mientras te abrazo y vemos la tarde convertirse en noche.   En verdad me es indispensable dejar de pasar noches sin escuchar tu respiración, sin deletrearte al oído cuanto te amo hasta que concilies el sueño.   Y entonces entras en esa tienda de antigüedades donde se exhiben las armas de mis días más obscuros, los vestigios de mis batallas más cruentas, de mis atardeceres más extraviados, de ese repertorio de sensaciones que amontone en una bodega para nunca tener que volver a verlas.   Y soplas con esa manera tuya tan tuya, levantando una capa de polvo de esas sensaciones; esas que me hacen lento, esas que me hacen soñador; esas que me hacen reír sin que nadie sepa el motivo; esas que me hacen entender la letra de todas esas canciones que regularmente detesto.   Cruza por mi mente esta idea de apostar lo que qued

Inocente... realista.

Hoy mire tu sonrisa, sin el más mínimo ánimo de pretenderla, por el simple placer de iluminarme de ella, por la mágica travesía en la curvatura de tus labios, solamente pestañee una vez, en un segundo quimeresco donde te arranque un beso, entonces tu voz ya martirizaba mi cordura, mi valor y mi congruencia. Hoy te ansíe como nunca antes, hoy fuiste mi sangre huyendo por mis venas, mi aire al respirar, mi dolor al caminar, mi letra más intensa, mi deseo más aferrado, mi signo, mi significado, mi significante, mi referente y hasta mi marco contextual, este día has sido la existencia de mi existencia. Empecemos por enfrentar que yo carezco de lugar en tú corazón, que este loco pasa desapercibido a ti, que te cuida cada día con la mirada, que se sienta en la ventana usando el cielo como pretexto para verte pasar, lo hagas o no, se me empiezan terminar las maneras de decirte que te amo, que me encantas, que me sublimas, pero cada vez que te veo, el amargo dulce de tu mirada me sopla una ide

Inexorable

Dolor intransigente, inamovible, lárgate de mi, déjame por la paz y en la dualidad que soy te invocaré cada noche. ¿Cómo diablos se pretende que te olvide? Pasas cada día conmigo, al amanecer apareces al levantarme y usurpas la primera idea del día, después cada calle, cada canción, en lo que desayuno, en lo que ceno, en lo que veo, en lo que es mío y suelo perder, en el antes y el después, en cada beso ajeno y en la felicidad que no poseo, por las noches arremetes con más fuerza y me llevas a correr sin fin por caminos inmemoriales para morir al pie de tu morada, lárgate pues de mi y déjame descansar o juremos nuestro amor eternamente, sólo te advierto algo, de seguir en ese estúpido talante tuyo, no esperes de mi nunca más sino la dulce alevosía de mi oneroso odio. Endiablada soledad que aplasta a mi ser, en prometida revancha en venganza cortada y muerta al contacto, que amarra la vida desatado al dolor. Abrázame Alma mía, no dejes mi ser a la deriva en esta noche dolorosa, menospre

¿Tu qué sabes?

¿Tu qué sabes de amores desesperados? ¿Tu qué sabes de ese ácido desgarrando tu piel por las madrugadas? ¿Tu qué sabes de un alma desecha? Tu qué sabes de mis celos con el viento, de mis pertrechos escritos perdidos en la noche buscándote, jamás te encontraron, jamás te encontrarán, serán uno a uno los clavos del ataúd de olvido donde decidí sepultarte hasta el Fin de los Días. ¿Tu qué sabes de arrancarle segundos al reloj para volver a verte? Tu qué sabes de esa asfixia en tu lejanía, de ese mar de olvido en el que me dejaste a morir, del que creíste que no sobreviviría, tú gran error, tú último error. Esto es sobre mis trazas aviesas, sobre mis renglones torcidos, sobre mis huesos rotos, mis ilusiones torcidas, mis deseos negados, mis promesas olvidadas. ¿Tu qué sabes del amanecer que te prometi? De aquel construido en el andamio del mundo que te regalé, con los mismos tabiques de las ruinas que dejaste, con las mismas frases que te susurre al oído adornando las paredes, con las mism

El Beso Perfecto

Llevo un rato pensándote en la obscuridad, recorriendo la comisura de tus labios, admirando la linea de tus ojos, escuchando tu aliento. Maravillado en la arquitectura de tu espalda, boquiabierto en la majestuosidad de tu cuello, atónito en la extensión de tu piel, no quiero ser un turista más, quiero ser tu cartógrafo, tú curador, tú feligrés. En esta noche en silencio, en el cuaderno de mis insensateces, en la galeria de mis retorcidos renglones voy a atentar al manchar el cielo con mis bosquejos y es que te voy a diseñar el Beso Perfecto…

En otra dimensión

En otro mundo Me pregunto si en otro universo estaba yo sentado en algún lado tomando un café cuando llegaste, perfecta, pura, llena de dicha, inmaculada a mis deseos, privada de mi obscuridad. En otro mundo nos encontramos a la primera desde pequeños en el kindergarten fuimos una historia segura sin sobresaltos. En otro mundo estuvimos en una guerra en bandos contrarios, arrastrados por las trincheras, en el hedor de la muerte, simples engranes de una máquina de muerte y devastación, y justo al estar en la mira cada uno del otro caímos perfectamente en el amor y nos disparamos mutuamente. En otro mundo si te encontré, te vi subir al tranvía, supe eras tu, cada una de mis células lo grito a los cuatro vientos, corrí, me tropecé, me esforcé por alcanzarte y al llegar a la siguiente parada me sonreíste y nos besamos sin más lugar a duda. En otro mundo nos sentamos juntos en el camión, tu comías una manzana e ibas de rojo con pantalón azul, te recogiste el pelo con un prendedor, mirabas t