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Silencio

No sé justo en qué momento tu mirada paso a través de mi,
ni sé que tenía para ser capaz de cambiar mis fundamentos,
para hacerme romper mis promesas;
ni sé en qué justo momento aposté mi alma por ti.
Ahora dudo lo cierto,
admito lo dudoso,
entrego sin condición mis rimas insanas y
renglones retorcidos,
ecléctico
y alejado
de la mortalidad
me encuentro en ti,
reducido a mi más mínimo estado,
delirando en noches eternas de desvelo
donde te niegas infranqueable a salir de mi cabeza;
noches navegando temeriariamente
desde el puerto de mi coherencia
a donde mis sueños nacen.

Quisiera que estuvieras aquí,
justo frente a mi,
quisiera ver tus ojos ahora mismo,
quisiera pasar en limpio mis garabatos en tu espalda,
quisiera explorar la extensión de tu piel a besos,
perido en tus brazos
un segundo eterno
de paz
y silencio.

Los seres humanos no elegimos el momento para cruzarnos con alguien, sólo tenemos el poder para hacer nuestra voluntad en ese momento, esas son las dos fuerzas que nos hacen quienes somos.

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