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"voy a dar de cenar"

Así es como se parte una alegoría de sueños rotos,
unas ganas
que no causan sino canas
y una que otra rabieta
para no aburrir,
para no parecer.

“voy a dar de cenar”
es la voz de la razón
cortando las alas del corazón,
es un silencio obligado que da sazón
a una mesa de mentiras
a una niña jugando a la casita.

“voy a dar de cenar”
¿Qué no te sabe un poco amarga la epístola?
¿No te sabe la sopa como si fuera Maruchan?
¿No sientes la vacuidad en los chícharos?
De tener un espíritu que prometía grandes viajes
a las fronteras de lo incierto,
a donde nadie había estado antes;
de sabores inciertos;
de amores profesados;
de letras arbitrarias,
de rimas infieles,
de versos promiscuos.

Una musa es un amor confesado
pero inconfesable,
es la partitura del deseo
repleta de silencios,
repleta de bemoles,
atestada de muletillas.
Es una promesa que esta,
que es,
que podría ser,
y he ahí donde reside su magia
en las posibilidades infinitas
que nos fueron conferidas
con esa estupidez
de Dios
que algunos llaman
Libre Albedrío.

Te construiste una casa de muñecas,
como la soñaste de niña,
como te la narraste toda la vida,
si bien la camioneta no era rojo cereza,
todo fue diseñado
con maquiavélica precisión
para que tu pudieras levantar un andamiaje
y presentaras una obra
cada día
y de nuevo
y de nuevo
y de nuevo
y de nuevo
y otra vez
hasta que se volvió algo parecido a la verdad.
La tramoya la mueven pequeñas manitas invisibles,
pequeñas bolsas de oxigeno
que le dan quiebres dramáticos a la historia
y que no tienen la fuerza para mover una hoja de otoño.

Ahora me recuerdo a mi,
de pie en un aeropuerto,
con una mochila,
con una libreta que me regalaste y una pluma,
con mi cámara,
y unos zapatos cómodos;
pero sobre todo sin tener que responder una
palabra a alma alguna
sobre mi futuro paradero.
Me faltaban pulmones para aspirar el aire del mundo,
y una vez en mis pies,
no pude imaginar a donde me llevaron,
cuando pude,
cuando yo estuve ahí
me arriesgue tanto,
me aleje tanto,
vi las torres de Transilvania
mientras soñaba con vampiros;
desenfunde mi espada en las tierras altas de Escocia
como siempre soñé hacerlo;
el amor me desafió
y le perseguí por medio mundo con el aplomo inmensurable
que solo quienes me amaban
podían esperar de mi.
Yo era libre,
lo fui por un periodo breve,
lo fui fragilmente,
hasta que el mundo me aplasto
me enredo en sus marañas de dinero
me puso un par de pesas de plomo en los pies
y las travesías se relegaron
en traición
y soledad.
Tu eres diferente,
desde el principio lo fuiste,
con un tinte de celos te lo puedo decir,
yo pude decidir mi destino por un corto tiempo
me gane la vida que tengo
pagando caro mis errores
sacando jugo a mis aciertos.
Tu eras diferente,
no estabas encadenada a nada,
no tenías límite alguno,
no tenías porque tenerlo
y renunciaste a todo con miedo,
renunciaste a todo por un miserable corcho a la mitad
del mar que te hace sentir que estás segura.

Yo no pierdo nada quemando mis pestañas
está noche
pensando en todo lo que has dejado,
sintiendo tristeza por esos parajes que no caminaste,
sintiendo celos por esos amantes que no tuviste,
sintiendo hambre por esos manjares que no comiste.
Pero al final del día
tengo el consuelo de mirar hacia atrás
y de no alcanzar a ver desde donde vienen mis huellas
quiero esperar,
quiero soñar,
que “voy a dar de cenar”
te sea un consuelo suficiente
y que está noche en silencio sea el luto
por esas historias que murieron sin nacer.

Y sin embargo,
todo puede cambiar con una
pizca de voluntad
del tamaño de un arroz,
que espero no hayas dado de cenar.

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